Un sabio abuelo

Una mañana muy tranquila en Santiago, un señor de aproximadamente 90 años llamado Roberto estaba en su casa con su nieto de 12 años, llamado Juan. Roberto era una persona muy ecológica y quería mucho a su nieto, le enseñaba y le explicaba todo sobre ser ecológico. Un día Roberto invito a su nieto a la ciudad de Arica. La intensión de Roberto era mostrarle un ave que el siempre miraba y apreciaba cuando era pequeño, el águila.

Cuando llegaron a Arica lo que primero vio Juan fue un águila.
-abuelo, ése es el ave de que tu tanto hablabas,- dijo Juan feliz de estar en Arica.
-si, esa es,- le respondió con certeza el abuelo Roberto. Fueron de caminata Juan y Roberto felices de estar en Arica viendo y mirando las aves que pasaban entre la punta de los arboles. Hartas horas de caminata llegaron a la bonita y decorada cabaña de Roberto.
-que linda es tu cabaña abuelo Roberto,- dijo con placer Juan
-esta fue de mi papá pero el ahora no viene muy seguido que digamos, por lo tanto me la cedió a mí,- dijo honorablemente el abuelo. Entraron a la cabaña y desarmaron las maletas y dejaron todo listo en un dos por tres. Juan empezó a buscar que había en esa cabaña de pronto encontró unos binoculares.
-que son estas cosas y para qué sirven abuelo,- pregunto Juan no familiarizado con este objeto.
-son binoculares y sirven para ver a largas distansias, este binocular me lo regaló mi abuelo cuando fue a la guerra y es un binocular profesional- dijo el abuelo orgulloso de su abuelo. Juan salió de la cabaña a mirar con los nuevos binoculares que encontró y en la larga distancia vio harto humo saliendo
-que es todo ese humo abuelo,- pregunto asustado Juan.
-es una fábrica,- dijo Roberto. Roberto y Juan se quedaron harto tiempo charlando sobre la contaminación que producía esa gran cosa. Quedaron en el acuerdo de ir y hablar con el dueño de esa cosa contaminante, para que la no siguiera contaminando.

Al regresar a la cabaña no se sentían tan felices por no haber logrado convencer al dueño de la fábrica que no contaminara tanto.
-juguemos a algo,- le sugirió el abuelo. Pero nada cambiaba el enojo y la angustia de Juan. Un día Juan desidia ir al bosque con su abuelo, pero el abuelo Roberto seguía durmiendo.
-abuelo, abuelo despierta tenemos que ir al bosque,- dijo muy activo Juan.
-Para que si son las ocho de la mañana,- dijo el abuelo medio cansado. Juan hiso todo lo posible para que el abuelo se despertara hasta que lo logro. Cuando estaban en el bosque Juan y Roberto se sentaron en una roca para descansar.
-abuelo he estado investigando sobre el águila, y se una cosa muy importante,- dijo Juan.
- que cosa sabes Juan?- pregunto el abuelo .
- es que el largo de la águila es de 70 cm,- dijo Juan.
-muy bien,- dijo el abuelo felicitando a Juan.
-te gusta esa ave?- pregunto Roberto .
-si y mucho,-
-bueno… yo cuando era pequeño me encantaban las águilas yo trataba de protegerlas lo mas que podía, siendo ecológico respetando su habitad, pero cuando yo tenía tu misma edad no había tanta contaminación en el aire como ahora dijo el abuelo
-por lo tanto como yo estoy envejeciendo tu tienes que cuidar estas aves porque tú eres el futuro mío-. Cuando estaban en el viaje de vuelta a Santiago Juan estuvo pensando todo el tiempo sobre cuidar el medio ambiente.

Cuando llegaron a Santiago Juan trato todo lo posible por cambiar la ecología. Comento en su colegio todo lo que aprendió sobre el águila y Arica. Cuando creció hiso lo mismo y siempre en su casa tenía todo limpio. Le encantaba la naturaleza y en especial el águila, el quería estudiar preservación y por lo ecológico que fue en el colegio le dieron una beca en la universidad católica. Cuando le dieron esa gran oportunidad de estudiar estudio preservación del medio ambiente en la Universidad Católica. Cuando fue adulto salía en la televisión por ser el hombre más ecológico del mundo ayudo a recoger basura en la Antártida y muchas cosas mas relacionadas con la ecología y el medio ambiente de los animales y todo esto gracias al abuelo Roberto.